Se cerca Semana Santa y a mí me recuerda a los almuerzos de trozo de pan con longaniza de Pascua y a las meriendas de torrijas.
¡Qué infancia más maravillosa! No perdamos las buenas costumbres y esta Semana Santa volvamos a ser niños y a hacer que nuestros niños valoren las tradiciones
Ingredientes
- una barra de pan del día anterior
- un litro de leche
- tres huevos mediano
- aceite de oliva
- azúcar
- canela en polvo
- miel
Preparación
Ponemos a calentar a fuego lento una sartén con el aceite de oliva, no hace falta que las torrijas floten en la sartén pero será necesario que el aceite cubra las torrijas, tenlo en cuenta en el momento de echar el aceite.
Mientras se calienta el aceite poco a poco, vamos cortando el pan. Las cortadas deben ser como de un dedo de ancho, eso ya va a gustos. En un cuenco ponemos bastante leche y en otro cuenco batimos los huevos.
Ahora ponemos la cortada de pan en la leche para que se remoje un poco (no la dejéis demasiado sino se empapa y al final acaba rompiéndose). Cuando consideres que ya ha absorbido suficiente leche, la pasas por el huevo batido.
Échala a la sartén y que se vaya dorando poco a poco, es un espectáculo este momento…
Cuando se empiecen a dorar, sácalas y ponlas en una fuente con un papel en el fondo para que absorba el aceite sobrante.
En un recipiente mezcla azúcar y canela en polvo al gusto (a mí me gusta mucho que sepan a canela).
Conforme vas retirando las rebanadas de pan de la sartén y poniéndolas en la fuente con papel, vas echándoles la mezcla de azúcar con canela antes de que se enfríen, así se deshace el azúcar y penetra en la torrija.
En el momento en que se vayan a servir, se le echa por encima la miel y ya podéis volver a vuestra infancia en cada bocado
