Todos los días oímos hablar de la sequía que está sufriendo nuestro país pero, ¿en qué medida afecta a la miel?
Antecedentes
El aumento de las temperaturas y la falta de lluvias de este pasado otoño ha provocado cambios biológicos en nuestro ecosistema. Las plantas cada vez retrasan más su floración poniendo en peligro el ciclo de crecimiento y reproducción de las abejas.
El presidente de la Asociación de Apicultores de la provincia de Albacete Ricardo Ortega, asegura que “el mayor poblema es la falta de polen. Ellas lo utilizan para criar y sin polen no crían”.
Pero no pensemos que ésta es la primera y más grave sequía de la historia. Más o menos cada 10 años, nuestro país sufre una gran sequía, pero la de este año no es tan grave como la que se sufrió entre 1991 y 1995 (y salimos de ella), aunque sí que es cierto que «cada vez contamos con menos agua y sin embargo consumimos más», asegura Núria Hernández-Mora, miembro del patronato de la Fundación Nueva Cultura del Agua. Ante esta situación, el Gobierno no descarta limitar el consumo de agua a partir de 2018.
La cosecha de este año
La producción de miel ha caído en picado. Es posible que «la producción de miel se pueda quedar en un 60 % o quizá un poco menos de lo que se cosecha en un año normal», según explica Félix Esteban, presidente del ‘Consejo Regulador de Miel de la Alcarria’.
No sólo debemos pensar en la falta de agua, sino también en los muchos incendios que han castigado este año nuestros bosques, principalmente en Galicia donde se recolectan mieles tan especiales como la de brezo, eucalipto o las de montaña y bosque.
La mayoría de los apicultores que ejercen esta actividad, lo siguen haciendo por uno de estos dos motivos:
– porque pueden permitirse económicamente la explotación de sus colmenas. El mantenimiento de esta actividad se encarece sustancialmente cuando existen tantas adversidades meteorológicas (sector profesionalizado)
– las explotaciones familiares o consideradas de segunda actividad.
La clave para mantener vivas las abejas
Si las colmenas se encuentran situadas en una zona donde no queda alimento para las abejas, el apicultor puede «alimentar» y cuidar su enjambre con piensos que compensen la falta de polen, teniendo como única finalidad la eliminación o reducción de la mortandad de la colmena, encareciendo con ello el mantenimiento y producción de su miel.
Otra manera de intentar salvar sus enjambres es la trashumancia. Trasladar las abejas a un campo que se encuentre en mejores condiciones, es decir, con mayor floración.
Son las dos únicas formas de salvar unas colmenas situadas en zonas de poca o nula polinización.
Calidad y consecuencias
El producto obtenido es de buena calidad, pero al haberse reducido tanto la cantidad de miel extraída esta temporada, podemos vaticinar que su precio pueda encarecerse.
En Naturval somos consecuentes con esta situación y seguimos manteniendo la misma calidad en nuestras mieles, ajustando al máximo los precios para que el consumidor final pueda seguir disfrutando de nuestro pequeño gran tesoro.
Fuentes: - cadenaser.com "Las abejas y la miel", entrevista a Félix Esteban. - eldiario.es "La sequía amenaza la supervivencia de las abejas en la provincia de Albacete" - elnortedecastilla.es "La sequía provoca la pérdida del 75% de la producción de miel" - elmundo.es "La sequía de la década, no del siglo"